Todo se ha torcido.
Hoy me he pasado Por la sede de Industrias A.Z.E. y me ha atendido una señorita muy amable, quien después de no contestar a ninguna de mis preguntas y pavonearse con sus jodidos silencios y su insultante sonrisa «profident» ha llamado a seguridad.
Me he tenido que ir echando leches, lo último que necesito en estos momentos es volver a pasar una noche en el calabozo. Desgraciadamente no he podido hablar con ningún alto cargo, ni con ningún accionista de esa puñetera farmacéutica, pero su negativa a entablar una conversación conmigo, es la mejor carta que me podrían haber dado de la baraja. Me están desvelando su secreto a voces, están tras la muerte de Fernando, no cabe duda.
Me he colado en la casa de Fernando tras pasar las doce, pero el «equipo de limpieza» se me ha adelantado y han borrado todo. Se han llevado cualquier pista, cualquier prueba que pudiera relacionar a la Farmacéutica con el robo de las Joyas y con la muerte de mi amigo. Lo han dejado todo sumamente limpio y ordenado. Fernando era un tipo inteligente, elegante, tenía una brillante mente anidada dentro de un caótico mundo hostil, el cuál reflejaba con todo lujo de detalle en la que era su sumo santuario, su casa. Quien lo conocía sabía la pocilga en la que vivía y sin embargo estaba todo tan ordenado, tan sumamente cuidado que chirría.
Ahora tengo la certeza de que esos cabrones esconden algo y mi corazón sabe que es algo gordo, no se trata de un simple caso de ladrones de guante blanco. Debo de averiguar porqué murió Fernando.